
La revolución monocromática del Artista Yves Klein sigue cautivando más allá de sus lienzos.
El azul eléctrico, un color en tendencia de 2025 que evoca serenidad, profundidad y vanguardia
A partir de 1957, la obra del artista francés, Yves Klein (Niza, 1928-1962), adquirió un único hilo conductor: el color azul en un tono que, años después, sería bautizado como su homónimo. Se trata del azul IKB –acrónimos de International Klein Blue– o más conocido como azul Klein. “El azul recuerda a lo sumo al mar y al cielo, lo más abstracto de la naturaleza tangible y visible”, recalcaba el pintor.
Este azul intenso, de cierto talante sensual e increíblemente inconfundible ha protagonizado piezas icónicas como los Hangisi de Manolo Blahnik con los que Carrie Bradshaw se casaba. Por su parte, las tendencias para esta primavera-verano 2025 nos están dejado claro que la próxima temporada estará llena de contrastes: será un viaje en el tiempo con guiños a décadas icónicas como los años 80 y referencias inesperadas, como las zapatillas de taekwondo o las botas de boxeo. En Vogue.es ya hemos analizado algunas claves y ahora es momento de desglosar una de las grandes tendencias en materia de color que marcarán el ritmo de la moda en los próximos meses. Ya estamos viendo las primeras pinceladas entre las que más adelantadas en forma de uñas azul eléctrico, calcetines de este mismo color y un sinfín de detalles que apuntan a que será uno de los grandes protagonistas.
En busca del ‘total look’: los vestidos
Una forma sencilla y elegante que han utilizado las casas de moda más importantes para incorporar este color a sus colecciones ha sido a través de piezas únicas en formato vestido. Marni optaba por un diseño midi de tubo y palabra de honor con un volante que comenzaba a la altura de las rodillas aportando movimiento a la pieza. Además, lo combinaba con unas mary-janes que, sumadas al corte, acercaban su propuesta a la inspiración de los años 20. Tommy Hilfiger incorporaba el azul Klein a su muestra de primavera jugando con la superposición de piezas y con las sutiles transparencias en la base del look. Concretamente, la firma neoyorquina proponía una camiseta de manga larga de punto sobre la que colocaba un vestido midi de corte evasé con detalles en forma de bolsillos en la zona de las caderas. Todo, por supuesto, en el azul en cuestión.
Proenza Schouler y MSGM se inclinaban por los drapeados para marcar zonas como las caderas o los hombros. La primera también elegía las asimetrías y combinaba su propuesta en forma de vestido con leggings haciendo alarde de su maestría estilística.




Las ideas más originales llegaban de la mano de –cómo no– Jonathan Anderson en su colección para Loewe y de Etro. Loewe optaba un minivestido de silueta babydoll de color azul y en tejido brillante que lo acercaba a puertos pueriles. Etro mantenía su esencia a través de los estampados de flores en blanco sobre fondos –o lienzos– azules.


La profundidad del satén: lo más recóndito de los océanos
Si ya de por sí el azul Klein tiende a evocar una sensación de profundidad, su fusión con tejidos como el satén no hacen más que agigantarla. Una clara muestra de ello fueron los diseños de Staud tanto en versión minivestido como su longitud larga. Del mismo modo, Etro flirteaba con el satén y lo fusionaba con sus estampados florales propiciando americanas únicas de corte impecable que, llevadas con bermudas en efecto piel, establecían los que serán los looks de oficina que no pararemos de ver en los próximos meses.



El carácter estructural de la organza
La organza, con su estructura ligera pero firme, permite que el azul Klein adquiera una presencia casi arquitectónica, potenciando la sensación de movimiento en cada pieza. Combinado el tejido con cortes asimétricos, drapeados en zonas estratégicas y superposiciones de capas o volantes, esta fusión entre color y textura define una estética vanguardista que equilibra dramatismo y elegancia. Las transparencias, la solidez y el movimiento –paradójicamente–, se unían en piezas como los vestidos que proponía Alberta Ferreti o Schiaparelli. La casa fundada por Elsa Schiaparelli también escogía el azul eléctrico para protagonizar la escenografía por la que pasearon las modelos durante su presentación. El tan aclamado Valentino de Alessandro Michele incorporaba el color y el tejido en cuestión a un vestido encorsetado con pequeños volantes en la parte inferior y en la zona de las caderas que casaban a la perfección con el guiño al pasado que lleva de forma intrínseca la visión creativa del romano. Finalmente, ambos pilares seducían a Anthony Vaccarello que incorporaba a su propuesta para Saint Laurent una falda mini en azul Klein con pequeños volantes de organza o tejido parecido.




Monica Brun
fashion stylist