La pintura francesa, con Marie Laurencin o Berthe Morisot a la cabeza, está en el corazón de una propuesta multicolor definida también por sus líneas ochenteras

Parece algo demasiado obvio que la presentación de una colección de ropa femenina verse sobre la mujer. Pero desde que Virginie Viard se puso al frente de la dirección creativa de Chanel, la maison parece indagar todavía más en ese concepto tan poliédrico como es la feminidad. Debates aparte sobre si una diseñadora capta mejor la esencia femenina que sus colegas masculinos, la modista, que le tomó el relevo a Karl Lagerfeld, deja claro en sus propuestas que la mujer se divierte (y mucho) con la moda. Tiene ese punto gamberro que tiñó la colección de Alta Costura del otoño pasado. Puede ponerse nostálgica, y también puede gritarle al mundo que las chicas quieren pasárselo bien, como fue el desfile que presentó en el palacio de las Damas.
Si hay una década en la que Viard se posicione para entonar ese canto, esa es la de los 80. La creadora está muy, muy cómoda en una época definida por los colores chillones y los volúmenes excesivos. Es la tónica que vuelve a repetir en la colección de Alta Costura de otoño 2021, una nueva propuesta en la que demuestra que hasta una cresta rebelde o un electrizante cardado también tiene su lado delicado cuando mutan en una trenza rematada por un lazo negro. Esa tensión de contrastes es el equilibrio de fuerzas que se destila de un desfile tan suave como potente. Aquí no vemos leggings de colores bajo mini faldas, pero sí abrigos de rotundas hombreras y faldas excesivas de tafetán a capas como las de aquel entonces. Un despliegue que ha elegido el palais Galliera como lugar de presentación. En estos términos, se trata casi de un metadesfile: el museo, dirigido por la historiadora española Miren Arzalluz, acoge precisamente hasta el próximo 18 julio la primera retrospectiva sobre la modista en París. Gabrielle Chanel. Manifeste de mode es el marco perfecto para una colección que ha desfilado por sus galerías y ha culminado en las escaleras de su patio principal.

Entre las notas del desfile, Marie Laurencin surge como una de las referencias artísticas: “La pintura está en el corazón de la colección” explica la diseñadora, mencionando los trabajos de Berthe Morisot, de Édouard Manet y de la propia Laurencin. La pintora francesa que se supo hacer un hueco entre coetáneos como Pablo Picasso es, de nuevo, una elección precisa: como escribió Francisco Umbral en 2002, la Laurencin se pasó la vida mirando y pintando mujeres, retratando como nadie su feminidad. Chanel parece servirse de su suaves paletas cromáticas y de ese aura de misticismo para teñir su colección de Alta Costura mientras habla de la mujer, de la “musa”, como la llama en esta ocasión, en los mismos términos.
El rosa o el amarillo suave, el azul claro o el lila son algunas de las tonalidades que empastan con el omnipresente negro. Aunque a la modista no le gustase, el retrato que le hizo Laurencin en 1923 es un ejemplo de estos contrastes de color. También de prendas, como los largos fulares al cuello, que en esta colección se traducen en trajes de chaqueta acompañados por accesorios plateados. A los clásicos trajes de tweed, Viard le suma ejercicios de sastrería en tonalidades que van del fucsia al blanco, aportando un aire masculino. Los pasteles los reserva a su vez para la parte más íntima de la colección: varias propuestas capaces de elevar un camisón o un conjunto de cama a categoría de Alta Costura, acompañados de delicado encaje.

Madame Chanel, por Marie Laurencin (1923).

Chanel Alta costura otoño 2021.



El lazo negro, que siempre suele subrayar la camelia blanca dentro y fuera de la pasarela, es otro elemento distintivo de la colección que llevaron la propia Berthe Morisot y las mujeres de sus cuadros. Más allá del pelo, aparece sobre prendas de tweed a la altura del pecho, ajustando cinturas o simulando sujetar una falda, a contraste sobre vestido blanco. Un detalle de aire naíf que se contrarresta a su vez con los tops bandeau y los crop-tops que Chanel utiliza tanto para actualizar sus trajes de tweed como acompañar algunas de las prendas más elaboradas del desfile.

Mujer con gorro de paja, de Berthe Morisot (1884)./ CORDON PRESS

Chanel Alta Costura otoño 2021.

Berthe Morisot, por Édouard Manet.


Si el tweed le sirve a Chanel como un lienzo puntillista al puro estilo Seurat, los trabajos de las casas artesanales que acoge en Paraffection evocan la luz y la fuerza de las pinceladas impresionistas: “Hay vestidos de inspiración impresionista, faldas que parecen cuadros…» detalla. Este movimiento francés surge especialmente a la hora de hacer referencia a las flores que cuajan las prendas de la maison, como los nenúfares. “También estaba pensando en los jardines ingleses. Me gusta mezclar un toque de inglés con un estilo muy francés. Es como fusionar lo masculino y lo femenino, que también he hecho en esta colección. Ese giro es bastante parte de lo que soy”, reconoce Viard. De las faldas emplumadas de Lemarié a las chaquetas y faldas bordadas de Lesage o los bordados firmados también por Montex, los motivos florales representan el toque multicolor que se define por la estética ochentera de sus líneas. “Me encanta ver color en lo grisáceo del invierno”; ha comentado la directora creativa. “Realmente quería una colección particularmente colorida que estuviese muy bordada, algo cálido”.


Conjunto de Chanel con trabajos de Lemarié y Montex.

Chaqueta bordada, de Lesage para Chanel.
La actriz Margaret Qualley ha sido una de las figuras principales del desfile. Y no solamente por la película de Sofia Coppola en la que aparece luciendo varios looks de la colección en el tejado del Galliera. Qualley ha sido la encargada de vestirse de novia para cerrar el desfile, con un vestido blanco rosado abierto con botones a la espalda. Venía acompañado por un pillbox negro con lazada y velo con lentejuelas, muy parecido a un retrato que le hizo a Gabrielle el ilustrador Marcel Vertès en los años 30. La artista también ha protagonizado uno de los momentazos del desfile, cuando ha tirado el ramo al aire, que recogió una de las asistentes a la presentación, como inmortalizó Veronika Heilbrunner.

Margaret Qualley, como novia cerrando el desfile de Chanel Alta Costura otoño 2021.
Eva Laponint