Maria Grazia Chiuri ha colaborado con la artista afroamericana Mickalene Thomas para rendir tributo a esas mujeres negras y mestizas que marcaron un antes y un después en la historia

Entre sus múltiples vidas, a Joséphine Baker le dio para ser tan estadounidense como francesa, nacionalidad que adoptó en mitad de la Segunda Guerra Mundial. Así que no resulta extraño que Dior la haya convertido en el eje central de su desfile de Alta Costura primavera verano 2023. A partir de ella, la diseñadora Maria Grazia Chiuri ha evocado toda una comunidad de mujeres pioneras, desde Donyale Luna a Nina Simone, pasando por Hazel Scott. Sus fotografías, en tamaño mural, integraban la escenografía fruto de la colaboración con Mickalene Thomas, una artista visual inspirada, entre otras corrientes, por el Renacimiento de Harlem (aquella edad de oro para la cultura de origen afroamericana en la que la propia Baker fue uno de sus máximos exponentes). “Estas mujeres han roto muchas barreras en televisión, el cine, la moda y el activismo social. Es por su determinación y sacrificio que puedo hacer este trabajo y ser la artista que soy hoy en día”, ha reconocido Thomas.

Cortesía de Dior

Adrien Dirand/Cortesía de Dior
Aunque en los avances del desfile las voces compartidas por Dior procedían de varias generaciones (como Marpessa Dawn o Eartha Kitt), la colección ha centrado el tiro estético en los locos años 20. Aquel periodo de efervescencia y diversión le vale a la casa para looks que incluyen todos los ingredientes del guardarropa de las flappers: hemos visto vestidos de flecos, con motivos geométricos y muchos destellos dorados. En vez de ceñirse a la cadera, Chiuri lo sube unos cuantos centímetros para llevarlo hasta el talle.


Con esta colección, Dior se mueve un poco en las antípodas al resto de propuestas: aquí la cintura no es la protagonista de los looks. Como por aquel entonces, el peso radica en los hombros. Las prendas se articulan en torno a tejidos muy ricos que caen de manera estratégica sobre el resto del cuerpo. Era la forma de Madeleine Vionnet de entender la figura femenina: sus vestidos drapeados, a los que Chiuri ya había acudido en 2020, vuelven a hacer acto de presencia a través de escotes cowl, asimetrías y drapeados sutiles a otras alturas como la cadera. El terciopelo, en púrpura o pistacho, o el lamé plateado, le valen a la marca para revisitar ese clasicismo en 2023.






Si el sector se empeña en ceñir silueta, esta propuesta de Dior opta por hacerlo de una forma relajada. Los drapeados y plisados no parecen calculados al milímetro, y los looks rebosan una informalidad que la hace todavía más deseable. ¿Puede una camisa satinada y una falda plisada con un abrigo ser elevados a categoría de Alta Costura? Sí, cuando la abordan creadores como Chiuri. En su manera de interpretar el sector más elitista, sus prendas, aunque sea solo en apariencia, resultan igual de accesibles que en el ready-to-wear.


Esa misma filosofía se aplica a la chaqueta Bar, uno de los clásicos de la casa que Dior actualiza en cada colección. Si su germen del 1949 podría trasladarse (tal cual) a algunas propuestas vistas en 2023, Chiuri le resta formalidad a base de añadirle capuchas o, en esta ocasión, patrones mucho más sueltos que, aunque siguen marcando cintura, lo hacen de manera muy delicada. A esta icónica prenda también le añade abrigos fluidos, tipo batín en tejidos tornasolados y vestidos con transparencias que subrayan esa intención de que lo sexy puede ser compatible con lo más pragmático. También en el lujo más selecto de la industria.





