El FIT Museum de Nueva York estrena en junio Dior + Balenciaga: The Kings of couture and their legacies, donde pone en conversación la herencia de estos dos gigantes de moda

Dior y Balenciaga la exposición conjunta que todo el mundo estaba esperando es una realidad

Si Cristóbal Balenciaga abstrajo la figura femenina, Christian Dior la subrayó haciendo énfasis en la cintura. Desde una postura en las antípodas, cada couturier sentó las bases de dos formas de concebir el diseño que marcaron precedentes en las primeras décadas del siglo XX. No han faltado exposiciones que han ejercido como sus retrospectivas: a Balenciaga le dedicó la primera muestra del MET Diana Vreeland bajo su nuevo cargo en el museo neoyorkino. Era 1973: hasta 1996, coincidiendo con el cincuenta aniversario de la maison, no le dedicaría el MET una exhibición monográfica a Dior. Desde entonces, no han dejado de sucederse varias exposiciones a uno y otro couturier, como las que dirigió el Victoria & Albert de Londres o las que le dedica cada año el Museo Balenciaga de Getaria al modisto español. Pero nunca se habían explorado de forma conjunta… al menos hasta ahora. El museo FIT de Nueva York es el centro que ha reunido a los dos creadores en Dior + Balenciaga: The Kings of couture and their legacies, una muestra que podrá verse a partir de junio.

Vestido de seda y tul bordado por Rb de Dior .

Vestido de seda y tul, bordado por Rébé, de Dior (otoño de 1957).Eileen Costa/Cortesía del FIT Museum

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Vestido largo en tafetán de seda con estampado chiné floral en verde, amarillo y dorado con escote a la espalda y cola, de Balenciaga con etiqueta Eisa (1961).Eileen Costa/Cortesía del FIT Museum

¿Por qué se ha tardado tanto tiempo en ponerlos en conversación? Para Patricia Mears, directora adjunta del FIT Museum y comisaria de la exposición, podría deberse a varios motivos. Por un lado, no existía conexión directa entre ellos, “ni profesional ni personalmente”. Por el otro, la mayor parte de la literatura sobre ambos habla de ellos por separado: “La mayoría de las personas que estudiaron a Dior en profundidad no hicieron el mismo tipo de investigación sobre Balenciaga. Y viceversa. Eran creadores singulares que casualmente estaban trabajando en la misma ciudad, en el mismo arte y al mismo tiempo”, explica para Vogue España.

La propuesta del FIT llega en un momento que parece casi oportuno: tras el panorama de incertidumbre por la COVID, la moda ha apostado por una tendencia escapista que encuentra, a su manera, una respuesta a la necesidad de belleza que también hubo en los años 40. “Tras la devastación de dos guerras mundiales y una paralizante depresión económica, ellos lideraron la restauración de la rentable industria de la moda en Francia”, señala Mears, hablando de cómo en periodo de pandemia también se ha experimentado un mayor consumo de publicaciones relativas a diseñadores de moda importantes. “Durante nuestros tiempos tumultuosos, el trabajo de estos maestros del pasado es familiar, nostálgico y nos brinda una sensación de comodidad, además de ser enriquecedoramente hermoso e inspirador”, justifica.

A la izquierda abrigo en boucl de lana oliva de Dior  a la derecha abrigo morado de mohair de Balenciaga .

A la izquierda, abrigo en bouclé de lana oliva, de Dior (1952); a la derecha, abrigo morado de mohair, de Balenciaga (1957).Eileen Costa/Cortesía de FIT Museum

Desde una perspectiva íntima, esta muestra pondrá en yuxtaposición unos 65 diseños de ambos genios que forman parte de la colección permanente del centro. El objetivo principal es ahondar en cómo abordaban el diseño: “Sus métodos de construcción eran muy diferentes”, comenta Mears. “Dior era un ilustrador brillante, mientras que Balenciaga fue un modisto sin igual. Pero tuvieron que hablar el mismo lenguaje para los principales clientes de moda”. Las diferencias resultan palpables: el grueso de la exhibición incluye, por ejemplo, creaciones que son únicas de Balenciaga, como el “vestido saco”, o los corsés y crinolinas de Dior. A la entrada se pueden encontrar dos vestidos de noche en seda beige que parecen similares en color, fabricación y silueta (los que abren este artículo). Pero su elaboración es diferente: mientras Balenciaga consigue dar volumen gracias a su maestría con los tejidos, Dior tiene que confíar en la corsetería incorporada y en capas y capas de enaguas para lograr el mismo propósito. ¿El resultado? Semejante en apariencia, pero el vestido de Balenciaga pesa menos de un kilo. El de Dior supera los cuatro.

Vestido saco de Balenciaga .

Vestido saco, de Balenciaga (agosto de 1957).Eileen Costa/Cortesía de FIT Museum

El vestido babydoll de Balenciaga sería el epítome de sus diseños que desdibujaban la figura. Aquí vestido de cóctel sin...

El vestido babydoll de Balenciaga sería el epítome de sus diseños que desdibujaban la figura. Aquí, vestido de cóctel sin mangas con encaje de Marescot que perteneció a Tina Chow (1957).Eileen Costa/Cortesía del FIT Museum

Vestido en satn de seda sin mangas de Dior .

Vestido en satén de seda sin mangas, de Dior (otoño de 1954).Eileen Costa/Cortesía de FIT Museum

La justificación de sus metodologías tan distintas radica en sus respectivas trayectorias: Balenciaga llevaba años perfeccionando su técnica cuando entró en escena Dior, y continuó haciéndolo tras la muerte del modisto francés en 1957. Sin embargo, para Mears lo que marcó un punto y aparte en la maduración del estilo de diseñador español fue el periodo de ocupación nazi en París: “Debido a que la industria de la Alta Costura se redujo mucho a principios de la década de 1940, Balenciaga, trabajando solo y en silencio, pudo experimentar y perfeccionar su oficio, libre de restricciones comerciales”, apunta. “En palabras de la escritora Mary Blume, fue capaz de “deslumbrar y atreverse”, con su “técnica totalmente dominada’”, apunta la comisaria.

Si bien este enfoque expositivo parece de por sí refrescante, más interesante resulta todavía aludir a sus semejanzas. Que ambos fuesen de carácter retraído, triunfasen a los 42 años o que la apertura de sus respectivas casas distase en diez años son tan solo algunos de los apuntes biográficos que los dos modistos tenían en común. El FIT Museum da un paso más allá para poner en paralelo creaciones parecidas de ambos: “Fue divertido y sorprendente encontrar cierto número de similitudes”, subraya Mears cuando le preguntamos por el proceso de selección de las piezas expuestas. “Por ejemplo, los abrigos voluminosos y los trajes con chaquetas angulosas eran una especialidad de Balenciaga, pero Dior también los hizo. Mientras que los vestidos de noche y de cóctel con cuerpos ajustados y faldas amplias fueron los pilares para ambos couturiers, algunos entusiastas de la moda asocian esta silueta más estrechamente con Dior”.

A la izquierda vestido de cóctel seda de Dior . A la derecha vestido de cóctel azul de Balenciaga .

A la izquierda, vestido de cóctel seda de Dior (otoño de 1955). A la derecha, vestido de cóctel azul, de Balenciaga (1954).Eileen Costa

El traje de Balenciaga a la izquierda  muestra una silueta similar al de Dior a la derecha  con hombreras y cintura marcada.

El traje de Balenciaga, a la izquierda (1950) muestra una silueta similar al de Dior, a la derecha (1952), con hombreras y cintura marcada.Eileen Costa/Cortesía del FIT Museum

Las influencias no podían faltar en la exposición. Por este motivo, el proceso curatorial también pasa por los vestidos de gazar de Balenciaga que inspiraron a Givenchy, Courrèges “e incluso a Marc Bohan en Dior”, añade Mears. En los años sucesivos vuelve a haber diferencias en ambas casas: por un lado, Dior nunca dejó de producir, ni cesó en su alta costura, y mantuvo las líneas de accesorios y de belleza gracias a sus directores creativos. Por el otro, tras retirarse de la moda en 1968, Balenciaga interrumpió su costura durante décadas. Bajo la dirección creativa de Nicolas Ghesquière, tanto el ready-to-wear como los accesorios vivieron un momento de expansión a finales de los 90. Pero la alta costura no ha regresado hasta ahora: “Gracias a la sensibilidad de Demna [Gvasalia] y a su conocimiento de la esencia de Balenciaga. ¡Es increíble!”, exclama Mears. “Fue una colección moderna que reflejó lo mejor del gran maestro”, opina la comisaria sobre el primer desfile de costura de la firma en 53 años.

La influencia de Balenciaga se puede apreciar en diseños como este coral de Hubert de Givenchy .

La influencia de Balenciaga se puede apreciar en diseños como este coral de Hubert de Givenchy (otoño de 1968).Eileen Costa/Cortesía de FIT Museum

Vestido de chifón de seda negra de Marc Bohan para Dior .

Vestido de chifón de seda negra, de Marc Bohan para Dior (1978).Eileen Costa/Cortesía de FIT Museum

Los plumíferos de Demna Gvasalia evocan los volúmenes de Balenciaga .

Los plumíferos de Demna Gvasalia evocan los volúmenes de Balenciaga (otoño 2016).Eileen Costa/Cortesía de FIT Museum

Camiseta blanca y falda de tul con hilos metalizados de Maria Grazia Chiuri para Dior .

Camiseta blanca y falda de tul con hilos metalizados, de Maria Grazia Chiuri para Dior (primavera verano 2017).Eileen Costa/Cortesía de FIT Museum

Aquellos diseños de Alta Costura tuvieron un sentido entre los años 40 y 60. ¿Es posible que tengan cabida en el s. XXI? Para esta especialista su sombra sigue proyectándose con fuerza en el panorama actual: “Su trabajo sigue siendo tan potente que los diseñadores de moda contemporáneos siguen buscando en ellos inspiración, mientras que los historiadores continúan organizando grandes exposiciones y produciendo lujosos libros que celebran sus creaciones”, sostiene Patricia Mears. “¿Cuán afortunados somos de ver estos grandes objetos de cerca y personalmente?”.

Abrigo shar pei de Balenciaga .

Para Patricia Mears piezas con una construcción como el abrigo ‘shar pei’ de Balenciaga (1950) son las estrellas de la exposición. También hizo historia cuando fue inmortalizado por Irving Penn en aquella foto icónica con Lisa de Fonssagrives ese mismo año.Eileen Costa

Vestido en satn de seda marfil con bordados metalizados de la línea Muguet de Dior .

Vestido en satén de seda marfil con bordados metalizados, de la línea Muguet de Dior (primavera verano 1954).© MFIT

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Nuria Luis