La influyente diseñadora de joyas, amiga de Halston y Dalí, ha fallecido 80 años.
Elsa Peretti posaba en 1972 como modelo con un conjunto de Stephen Burrows en Montauk, Nueva York
Studio 54. Fue allí donde Elsa Peretti (Florencia, 1940) se convirtió en uno de los iconos de la era disco junto a Halston, su mejor amigo. Por eso resulta un tanto sorprendente ver cómo la diseñadora abre con brío la puerta de madera maciza de su nueva casa, una antigua masía de piedra en Sant Martí Vell, un pueblecito de Girona. “Aquí murió mucha gente por culpa de la peste”, anuncia alegremente. Se refiere a la peste bubónica que arrasó Europa a finales de la Edad Media.
¿Resulta irónico o lógico que su nuevo hogar haya sobrevivido a la peste? A Peretti le pasó exactamente lo mismo en Manhattan, donde vivió el punto álgido de la crisis del sida. “Todos mis amigos han muerto”, dice sin rodeos. Ella misma estuvo a punto de sucumbir a su adición al vodka y a la cocaína. Sant Martí Vell fue su salvación.
La primera vez que vio la masía fue en 1968, en una fotografía que le enseñó un amigo. “Tiene que ser mía”, pensó, aunque estaba abandonada y en ruinas. Desde entonces ha ido comprando y restaurando edificaciones hasta erigir lo que hoy es su pueblo privado, por donde se pasea con unos zuecos rosas. Con 74 años Peretti conservava su célebre vitalidad, pero no la figura con la que triunfó como modelo en la Nueva York de los años setenta, antes de lanzar su línea de joyería para Tiffany.
Giu menegazzo