“No empieces una dieta que finalizará algún día, comienza un estilo de vida que perdure para siempre”

Las dietas restrictivas que se conocen desde hace mucho tiempo, pueden generarte una relación no sana con la comida.
Los estudios de los últimos años han demostrado que adquirir nuevos hábitos saludables a través de cambios progresivos tendrán como consecuencia que puedas mantener o reducir tu peso según tu objetivo.
Con este nuevo enfoque, las consultas de nutrición dejan de girar en torno al número de la balanza, y se enfocan en cómo alcanzar diferentes objetivos y estrategias para evaluar tu progreso.
Este cambio hace que gran parte del trabajo se base en la reeducación alimentaria, enseñándote a leer el etiquetado de los alimentos, cómo armar un plato conveniente para tu situación y ofreciéndote estrategias para ayudarte con problemas habituales como la falta de tiempo o de ideas en la cocina.
Aquí te cuento cuáles son las principales diferencias entre el enfoque tradicional de dieta y el cambio de hábitos:
- Temporalidad: las dietas restrictivas tienen fecha de inicio y de fin.
En general suelen abandonarse por aburrimiento o por incompatibilidad con la vida diaria.
- Progresión: cuando planteamos un cambio de hábitos lo primero es evaluar en qué punto estamos y a partir de ahí empezar a trabajar los cambios poco a poco para poder incorporar los nuevos hábitos a nuestra rutina diaria.
- Personalización: las dietas siguen un mismo patrón, el cuál no se adapta ni se individualiza.
- Adherencia: el fracaso en las dietas tradicionales es de casi el 100% porque son imposibles de mantener en el tiempo. Una vez que abandones la dieta y vuelvas a los hábitos previos, el peso perdido volverá.
- Balanza: en el proceso de cambiar de hábitos la cifra que marca la balanza pasa a un segundo plano. Contarás con diferentes estrategias y objetivos que te ayudarán a evaluar cómo vas progresando. Aunque no lo creas, por ejemplo qué pensamientos vienen a tu mente al momento de elegir determinados alimentos.
- Velocidad: las dietas tradicionales prometen una bajada de peso rápida pero lo que nunca té dicen es que el peso igual de rápido que baja va a volver a subir. Con el enfoque de la reeducación alimentaria, la bajada de peso será progresiva y siempre como consecuencia de cambiar hábitos.

Por eso si querés mejorar tu salud a través de cambios en tu alimentación y estilo de vida, busca siempre que esos cambios los puedas mantener a largo plazo.
¿Qué significa una relación no sana con la comida?
Comer algo y sentirte mal después de hacerlo porque sabes que es malo. O comer algo obligándote a sentirte bien porque piensas que es sano y es lo que tienes que hacer. Sentir que si comés algo fuera de la dieta, nunca vas a lograr.
Una sana relación con la comida no es eso.
Una sana relación con la comida se basa en poder comer de todo lo que te apetezca, dentro de un contexto de alimentación saludable, dándote flexibilidad, respetando tus tiempos y tu contexto.
Porque en el lado de la negación puede obtenerse una compensación posterior opuesta con atracones de aquello que te prohibís, y en el lado de la obligación a comer algo sano, puede nacer una posterior resistencia a comer ese alimento porque no lo estás disfrutando.
Una sana relación con la comida se basa en querer comer para nutrirte y para satisfacer tus necesidades, de gusto, de mente y de cuerpo. Comer y disfrutar de la comida. Cuidarte, darle a tu cuerpo alimentos que te van a hacer sentir bien por dentro desde el amor a ti mismo, no desde la obligación.
Los alimentos abarcan muchas más dimensiones que la de la salud.

Marcela Repetti
Lic en nutrición.