Cindy, Claudia, Linda, Naomi. Si hablamos de moda y celebridades a fines de los ‘80s y principios de los ‘90s, no es necesario siquiera usar sus apellidos. Y es que las supermodelos alcanzaron un nivel de fama que muchas veces opacó el trabajo creativo de las casas de moda para las cuales desfilaron, dejando en evidencia lo necesarias que resultaron para convocar prensa y atención sobre las pasarelas de cada temporada. Sin embargo, 1993 sería un año clave para redefinir el poderío de las supermodelos con la aparición de una nueva generación de mujeres cuya belleza particular radicaba en la ausencia de curvas, la extrema delgadez y una actitud rockera: las modelos llamadas “waif” (palabra en inglés para referirse a un niño abandonado).
La explosión del grunge y el rechazo a los estereotipos de los ‘80s dieron paso a una estética desenfrenada que permeó a la alta moda. Corría el año 1993 cuando una joven Kate Moss saltaba a la fama por la campaña del perfume Obsession de Calvin Klein, luciendo un cuerpo sin curvas y una expresión que manifestaba un ánimo de seriedad que contrastaba con la idea de celebración del glamour que abundaba en las icónicas supermodelos. Marc Jacobs ya había preparado el terreno para una nueva revolución en el modelaje, con la icónica colección primavera-verano 1993 de inspiración grunge para Perry Ellis. Por entonces, nombres como el de Moss, junto con Kristen McMenamy, Shalom Harlow, Amber Valletta y Stella Tennant comenzaron a integrar los lineups de los desfiles junto a las ya consolidadas supermodelos.
Opiniones encontradas entre la prensa y el público cuestionaron la imagen poco saludable de estas nuevas modelos. Temas de sociedad como los trastornos alimenticios con fines estéticos comenzaron a instalarse en los medios, definiendo una época que se sucedió hasta 1997, año en que la revista Vogue demarcó el regreso de “lo sexy” con la aparición de una despampanante Gisele Bündchen. Pese a que las waifs tuvieron un período acotado de supremacía en la moda, muchas de ellas siguen aún vigentes, habiendo adaptado su apariencia para seguir trabajando en los tiempos que corren. La muerte de Stella Tennant a fines de 2020 dejó a la extribu del modelaje sin una de sus grandes representantes, no obstante, dejó planteado el debate sobre los fantasmas que acompañaron a este grupo de mujeres.
Portadas de tabloides por escándalos, excesos y escrutinio público por la delgadez fueron parte del costo que debieron pagar para desarrollar carreras legendarias que hoy en día cobran una especial importancia en el revival noventero que vive la moda de hoy. En la actualidad, las waifs son parte esencial de la historia de la moda de los ‘90s para entender la industria del modelaje. Pero el tiempo ha hecho lo suyo y hoy nos vemos más que nunca enfrentados a un escenario de diversidad que busca validar distintos tipos de bellezas que integren fielmente a la sociedad. Razas, cuerpos e identidades de género permiten un abanico extenso de nuevos rostros que han sepultado cánones estereotípicos.
Cristián Pavez Díaz