En un texto de Miguel de Unamuno publicado en la revista argentina Caras y Caretas en 1921, y también en su texto de ese mismo año, la tía Tula, el escritor refiriéndose a la tragedia de Sófocles sobre Antígona, la hija de Edipo y su madre, Yocasta, plantea la necesidad de emplear un término equivalente a la palabra fraternal (derivado del latín «frater», hermano) pero relacionado con las hermanas.

¿Fraternal? No, habría que inventar otra palabra que no hay en castellano. Fraternal y fraternidad vienen de frater, hermano, y Antígona era soror, hermana. Y convendría acaso hablar de sororidad y de sororal, de hermandad femenina.

La palabra no fue reconocida por la Real Academia Española, que sí recogía algunos otros derivados como «sor» (tratamiento que se da a una integrante de una orden religiosa), «sóror» (referido a dichas religiosas) o «sororal» (de hermana), 1º hasta el 21 de diciembre de 2018. En esa fecha fue presentada la actualización anual de la versión en línea de la vigesimotercera edición del DLE, la cual incluyó la palabra entre varios miles de modificaciones.

La investigadora Marcela Lagarde es una de las principales impulsoras del uso contemporáneo del término, en el contexto de la lucha feminista.

En las últimas décadas la palabra ha sido incorporada progresivamente en el activismo y la literatura feminista.

Durante la denominada segunda ola del feminismo (1960-1980) en los Estados Unidos, muchos grupos de mujeres se formaron en torno a intereses en común para prestarse apoyo mutuo y comprensión, empleándose la palabra sisterhood o sorority para definir estas relaciones entre iguales.

Desde el propio movimiento de mujeres han surgido críticas a esta definición de igualdad entre pares, que no tiene en cuenta las desigualdades raciales, de clase y orientación sexual entre las mujeres. Ignorar estas diferencias, conduce a asumir metas de igualdad y libertad centradas en las mujeres blancas de clase media

La tercera ola del feminismo, desde la década de 1990, ha incorporado el concepto de interseccionalidad. Según este concepto, género, raza, desigualdad económica y sexualidad son factores que se intersectan para generar múltiples niveles de opresión y discriminación. La interseccionalidad requeriría ampliar la definición de sororidad, hacia una solidaridad entre mujeres que viven situaciones de desigualdad condicionadas por otras causas, como raza o clase social.

En este numero de Agosto, vas a encontrarte con una entrevista a Paula Lattes la super top que cambio su rumbo y eleigió la dirección comercial en una famosa joyeria en Milán, Amy de la Haye, que nos encanta con su libro Ravishing, el uso de la rosa en los estampados en moda. Nuestra nutricionista que nos habla de los mitos a la hora de alimentarnos, y asi hacemos todos los meses un grupo de mujeres mas que feministas… femeninas, unidas para logra junto a nuestros companeros varones redactores un número de lujo como todos los meses. Cuando el mundo evolucione, no dejará de haber diferencias en un mundo que aun sigue siendo machista, pero tendremos que evolucionar hacia un mundo mas empático donde hombres y mujeres convivan pacificamente en pos de un mundo mejor, sin luchas, siendo aceptadas como tales mujeres, apoyandonos unas a otras …Ojalá!

Mónica Brun Dirección editorial